José Farrés
(1944)
Cargo:
Consejero delegado de Industrias Titán
Lugar de nacimiento:
Barcelona
Los otros finalistas:
Olegario Súarez
José Carrasco López
«Cuando el empresario se impone no despedir a nadie por motivos económicos, y a pesar de que la ganancia sea menor se opte por, mantener puestos de trabajo, esto son valores que hay que reconocer».
Se define como una persona de carácter abierto. Después de una larga trayectoria profesional en el sector de las pinturas y el bricolaje, ha podido atesorar una gran cantidad de conocimientos y experiencias, que le complace compartir con sus interlocutores.
A sus 71 años recién cumplidos, sigue al pie del cañón, dirigiendo la empresa en la que lleva 28 años, Industrias TITAN y, aunque ya vislumbra su jubilación al fondo del camino, ello no le crea angustias ni tristeza. Con una marcada vocación comercial, José Farrés cree que los vendedores son los elementos clave para el crecimiento de las empresas.
Nace en Barcelona el 2 de febrero de 1944 en una familia de clase media. Estudia en el colegio la Salle, un vivero de deportistas de la época. Él mismo juega al baloncesto a nivel semiprofesional hasta que empieza a trabajar y se casa. Más tarde estudia peritaje mercantil y luego un master en marketing internacional y un PDG (Programa de Dirección General) del IESE, que le dejan una inquietud intelectual permanente en el campo del “management” . Es un gran seguidor de Peter Drucker, al que además admira por su capacidad de pensar como una persona joven, con más de 80 años.
Enseguida empieza a vender; primero enciclopedias -a puerta fría-, luego seguros. Más tarde es contratado en una empresa del sector de pinturas en la que permanece 21 años. Por último entra en Industrias TITAN, al principio como director comercial, y en la actualidad como gerente y administrador único. Allí lleva desempeñando su actividad profesional, con todo el entusiasmo del que es capaz, y es donde espera jubilarse cuando la compañía lo considere oportuno. Con 22 años se casa con María Dolores, la mujer de su vida. Tienen tres hijos : Antonio, Ramón y José María; y siete nietos: seis varones y una niña.
A los 51 años, a José Farrés le detectan un cáncer de colon y diez años más tarde un tumor de vejiga. En ambos casos, tras una reacción inicial de consternación , el siguiente paso fue intentar asumir la enfermedad con un enfoque positivo, apoyándose en la familia y en el trabajo . “Tuve suerte ya que en ambos casos lo pillamos a tiempo y conseguí curarme por completo. Al cabo de pocos días ya estaba trabajando de nuevo en TITAN. La actividad diaria es la mejor medicina para ir pensando en positivo. De todos modos son experiencias que nos hacen más conscientes del valor de la vida. Yo me considero una persona enérgica, y dirigir un equipo humano y una empresa requiere cierta dureza de carácter. Cuando te pasa algo así, te replanteas las cosas y las valoras en su justa medida. Quieres ayudar a la gente que pasa por lo mismo que tú”. Cuando no trabaja, no concibe otra forma de vida que no sea con su familia: “tengo costumbres sencillas, leer, ir al cine con mi mujer, pasear, ver la tele, ir de compras; lo que hace una persona normal. Hago una vida moderada para conservar la salud. Me cuido, mantengo a raya la báscula, controlo la hipertensión y mi ligera diabetes. También disfruto impulsando nuevas ideas para llevar a cabo la actividad empresarial, y estoy atento a las novedades del “management”. En el resumen de su vida alude a que “no he creado ninguna empresa pero he administrado lo mejor que he sabido, eso sí. He disfrutado y disfruto mucho con lo que hago. Y en cierto modo me identifico con los viejos roqueros de siempre, que siguen en el escenario, con tenacidad, y tratando de dar ejemplo”.
Respecto a su jubilación, dice que “no es algo que me obsesione. Los límites son la salud, tanto física como intelectual. Sin embargo, hay que pensar que en Industrias TITAN hay un equipo muy preparado que es, en definitiva, el que hace funcionar la empresa. Cuando un profesional cesa su actividad, otro toma su relevo. No olvidemos que somos una empresa que en el 2017 cumplirá 100 años y la máxima responsabilidad ha sido sucesivamente asumida por varios directivos, todos ellos de grato recuerdo”.
Vendedor
Sobre todas las cosas, José Farrés se considera un vendedor. Ostenta la dirección de un grupo de empresas con más de 600 personas en plantilla, con fábricas en España, Portugal y Marruecos y que factura más de 120 millones de euros -”somos de un tamaño modesto en el ámbito de las empresas multinacionales”-. Es vicepresidente primero de ASEFAPI (Asociación Española de Fabricantes de Pinturas) y ha sido presidente de la misma durante 6 años. “Después de 49 años -dice- tengo cierta experiencia en el sector de pinturas y quizá por eso y por mi edad, siento que me tienen algo de respeto”. Cuando le piden que se describa como profesional, responde, ‘yo soy un vendedor: primero de enciclopedias, de seguros, luego de pinturas, más adelante, de ideas y proyectos, como conductor de un equipo humano”.La administración y la organización de la empresa le han llevado mucho tiempo, pero “donde yo me encuentro como pez en el agua es en la calle, viendo clientes, en las tiendas, y en las distancias cortas con mis colaboradores, con proveedores, con quien sea”. Como vendedor que se siente y que ha sido, siente un respeto especial por los departamentos comerciales. “Son los marines de la empresa, los que trabajan sobre el terreno y convencen con argumentos técnicos, de marketing, de innovación, etc. Son el reflejo de la empresa de puertas afuera, los que aportan valor diferencial, los que permiten que el precio no sea el principal argumento de compra”. Cree que el vendedor nace y que las técnicas de venta ayudan, pero si no hay madera, es imposible que funcione. “Si un vendedor tiene cualidades naturales, se forma y conoce en profundidad los productos que vende y el mercado donde se mueve, será un extraordinario vendedor”. Y desde que empezó a vender, allá por los años 66-67, entendió que “la venta empieza cuando el cliente dice no. Lo otro es despachar. Cuando un cliente potencial no te quiere comprar, y logras convencerle mediante argumentos y consideraciones, esto es vender y esta venta te ofrece la mayor recompensa del mundo. Yo he gastado mucha saliva con mis equipos de comerciales. Les digo que vender TITAN no tiene tanto mérito como vender enciclopedias a puerta fría o una marca que no conoce nadie; pero aún así, tienen que hacer valer la marca y sus valores diferenciales que la hacen ser líder en el mercado. Es muy importante creer en lo que vendes. El que no lo hace, lleva el fracaso en la cartera”.
La suerte
Se considera una persona muy activa, con espíritu de corredor de fondo, y a quien no le desaniman las adversidades. “En la vida, hasta ahora las cosas me han venido de cara, aunque esto no haya sido mérito mío. Es muy probable que mi actitud ante las cosas haya ayudado mucho. Incluso mis problemas de salud, que los tuve hace 20 años, no han representado ningún freno profesional; más bien un estímulo. Realmente soy optimista por naturaleza y siempre veo la botella medio llena”. Cuando le digo que algo habrá tenido que ver la suerte en su vida, reconoce que “·…seguramente, pero la suerte siempre me pilla trabajando intensamente”. Manifiesta que no ha rehuido nunca la responsabilidad “Si el jefe no da la cara en los momentos difíciles, no razona bien las decisiones y sobre todo en los momentos de crisis, como ha pasado y pasa en nuestro País, especialmente en el plano social, y no trata de convencer en vez de vencer, y no genera esperanza, no podrá ser nunca una persona capaz de liderar un colectivo humano. En el /ESE me hicieron reflexionar ante la disyuntiva de tener que abordar decisiones inevitables que afecten a un colectivo humano. Hay que procurar que se genere el mínimo mal necesario. Gracias a Dios, en TITAN no hemos tenido que hacer ningún ERE, y como empresa gozamos de buena salud. A esto se le puede llamar suerte, o quizás es que la sensibilidad empresarial también ha jugado un papel en estos logros”.
No le abruma la responsabilidad de ser un referente en el Sector “cuando llevas tantos años haciendo lo mismo cada día, es más una cuestión de hábito que de otra cosa, y poder hacer lo que a mí me gusta cada día no puede abrumar de ninguna manera. No es motivo de premio, ni siquiera de reconocimiento especial. No hago ningún sacrificio. No actúo para ser ejemplo de nadie. No pretendo que me den el Oscar por ello, faltaría más. Se espera de los profesionales que intenten hacer lo que toca en cada momento, que den la talla y cumplan sus responsabilidades, así que no le veo el mérito. Intento aprender de todo el mundo y escucharlos puntos de vista de las personas, por modestas que sean, de mis amigos, de mis colaboradores, mis hijos, mis nueras, e incluso de mis nietos. Miro siempre hacía adelante. Mirar hacía atrás a veces provoca tristeza o nostalgia. Hay que avanzar”.
Los valores
“Los valores los inculca la familia, la educación se da en el hogar. En el colegio te enseñan, te proporcionan una base cultural, pero la educación es cuestión delos padres. En mí caso, yo la recibí de ellos, y con mí esposa hemos tratado de trasladar/a a nuestros hijos, y éstos a nuestros nietos. Así es como entendemos la vida. Somos una famílía normal y tradicional, como la mayoría de gente de nuestro país. Es lo normal ¿es que hay que premiarlo? Lo normal no merece premio. Es cierto que en los momentos actuales se ha dado poca importancia a la cultura del esfuerzo, pero esto volverá porquelos valores se activan y desactivan en función de muchos factores”. “Otro valor a recuperar es el espíritu empresarial. El empresario ha sido maltratado por la Administración y porlos movimientos sindicales pero la sociedad necesita emprendedores y empresarios que creen riqueza y puestos de trabajo. Sí contamos con muchos empresarios de pequeño y mediano tamaño nuestro país se recuperará seguro”. “Los valores de la sociedad están cambiando. Antes uno empezaba a trabajar en una empresa y era para toda la vida, como casarse. Hoy para muchos jóvenes el concepto de “toda la vida” se les hace muy largo. Lo que hace falta es que se recupere el amor por el trabajo que se hace y por la empresa donde se trabaja, lo que no quiere decir que todas / as mañanas se haga como en Japón, donde los empleados cantan el himno del patrón, sino simplemente que se aprecien y se valoren /os riesgos que corre el empresario. Cuando sea el caso, se debe reconocer el buen trato que se recibe de la empresa. Cuando el empresario se impone no despedir a nadie por motivos económicos, y a pesar de que la ganancia sea menor se opte por, mantener puestos de trabajo, esto son valores que hay que reconocer” .
José Farrés reconoce muy especialmente a la familia Folch-Rusiñol los valores que ha transmitido a TITAN desde que fue fundada. “Cuando yo llegué a la empresa, hace casi 30 años, ya existían y cuando me vaya seguirán manteniéndose. Mí responsabilidad es que estos valores no se deterioren, y creo que lo hemos conseguido. La famílía Folch-Rusíñol ha sido muy generosa con los trabajadores de la empresa. Aquí no se ha hecho ningún ERE y no nos faltaban razones económicas para haberlo llevado a cabo durante estos últimos años, cuando la crisis golpeó fuertemente a /as empresas a partir del 2008”. Por otra parte, hace hincapié en la necesidad de que la sociedad se conciencie de que no se pueden seguir haciendo cosas insostenibles “Necesitamos contención. No podemos seguir caminando hacia el abismo. Hay mucha gente disgustada y desencantada con la corrupción, con el alto nivel de desempleo, con las actitudes de los políticos. El país no puede seguir en la degradación moral en que se encuentra. Tenemos que recuperar la esperanza de los jóvenes que están viviendo una situación impensable hasta hace poco”. “Desde mediados del siglo pasado, cada generación vivía mejor que la anterior, pero ahora a los jóvenes les planteamos unas expectativas que les abocan a ir para atrás. Tenemos que motivarles y animarles a que cambien las cosas con las ideas y con el esfuerzo, y crearles más oportunidades para que se puedan desarrollar. Necesitamos la creación de pequeñas y medianas empresas que den trabajo a 5, 1O ó 15 empleados y que puedan ser puestas en marcha por emprendedores jóvenes”.
Confirma que para él lo más importante es la familia, por encima de cualquier otra cosa. “Mi esposa es el pilar en el que se ha sustentado mi familia. Ella es la que ha sabido cohesionamos y que seamos una familia en el sentido más noble de la palabra. Me cuesta plantearme una vida sin su compañía. Mi vida, aparte de TITAN, es totalmente familiar. Debemos procurar crear un clima de generosidad, que es el valor más importante. Es lo que ayuda a superar los obstáculos, que también los hay”.
La ferretería
Hace 40 años, José empezó a oír hablar de bricolaje, una palabra afrancesada que tenía que ver con hacerse uno mismo las cosas que habitualmente se encargaban a un profesional. “Cuando entré en el mundo de las pinturas, la droguería era el canal para su comercialización y venta. Pero tuve la visión de que, según apuntaba el mercado, la ferretería era el comercio que mejores condiciones ofrecía para vender nuestros productos. En aquella época una ferretería tenía muchos empleados que asesoraban al público sobre cómo solucionar sus problemas y yo consideraba, y considero, que para dar valor a un bote de pintura alguien tiene que explicar sus características, su utilidad y las diferencias con otros botes de pintura, por lo cual la ferretería encajaba bien en este cometido. En TITAN fuimos precursores y luego los demás siguieron nuestro camino”. Se considera aficionado al bricolaje. Le gusta hacer cosas con sus propias manos Arreglar el jardín , reparar un grifo que gotea. Utilizar herramientas y crear cosas me produce bienestar y presumo de ellas. “ Dice que “como tipo de barrio que soy, me da mucha satisfacción acudir a la ferretería de cerca de casa, donde ya me conocen y hay un dependiente que lleva 30 años al pie del cañón y sabe de todo. Me gusta fisgonear, tocar las herramientas y ver lo nuevo “.
Cree que la ferretería siempre existirá porque “es un comercio necesario en el barrio o en el pueblo, como una farmacia o una panadería. Es un establecimiento de primera necesidad. Los ciudadanos tendrán que hacer las cosas ellos mismos y la ferretería puede dar ese servicio con un buen surtido de productos y materiales para bricolaje. Necesitará detrás centrales de compras y de servicios que le den cobertura, pero la ferretería es necesario que esté próxima, en el barrio, en el pueblo, cerca del ciudadano. Creo en lasuministro, el personal, el espacio y el surtido. Yo sé que hay ferreterías con dificultades pero organizando el negocio, adaptándolo a la lógica y la rentabilidad, estos establecimientos siempre vivirán. Unos cerrarán, claro, pero otros se mantendrán y abrirán otros nuevos, porque ese comercio de proximidad tiene sentido. “Si lo hacen bien, el ferretero o el especialista de pinturas no tendrá problemas para subsistir. Al cliente se le fideliza con el asesoramiento y, por eso, los que dirigen este comercio tienen que dar prioridad a las relaciones humanas. El empleado debe estar bien remunerado y formado. Si cubren puestos de trabajo con personas poco preparadas y con salarios bajos, entonces no funcionará, pero si cuidan al personal, entonces todo irá bien. Los fabricantes estamos encantados cuando encontramos ferreterías con las que poder ir de la mano, para enseñar al consumidor la importancia de una buena pintura y un buen producto”.