Txema Elorza
(1971 – 2005)
Cargo:
Representante comercial
Lugar de nacimiento:
San Sebastián (Guipúzcoa)
Darío Alonso y Fernando Bautista, tuvieron la idea de, en su memoria, establecer las bases para la convocatoria del Premio Txema Elorza a los Valores Humanos y Profesionales en el sector de Ferretería y Bricolaje.
Txema Elorza Olascoaga, nació en San Sebastián el 16 de septiembre de 1971. Era el segundo de los cuatro hijos de José María Elorza y Marina Olaskoaga.
Cursó estudios primarios en San Sebastián, donde pasó toda su juventud. Posteriormente se trasladó a Vitoria donde, en el Instituto Vasco de Educación Física, se licenció. Su primer trabajo profesional fue de monitor en San Sebastián. A los pocos años, aconsejado por su padre, y teniendo en cuenta que su horario laboral era bastante flexible, se inició en el negocio de las representaciones comerciales de empresas relacionadas con la ferretería –sector que su padre conocía muy bien por desempeñar la dirección comercial de Talleres de Escoriaza, TESA, durante más de dos décadas-.
Su carácter extrovertido, su seriedad, constancia en el trabajo y formalidad, además de las ayudas inestimables que en principio recibió hicieron que, después de una primera etapa de gestiones, su actividad se fuera consolidando y su cartera de representadas tuviera una entidad interesante. En determinado momento, ante la imposibilidad de compatibilizar las dos tareas, tuvo que elegir qué hacer y optó por dedicarse a la representación comercial, abandonando su carrera de educación física.
En el año 2001, su actividad profesional era plena en el sector de ferretería y bricolaje. En el momento de su fallecimiento, cuatro años después, representaba a importantes firmas del sector, tales como Arfe, Aghasa Turis, Fischer Ibérica, STS, Virutex, Manufacturas Calvo, Industrias Lotu, etc.
Txema era un joven soltero, con una novia encantadora. Como consecuencia de su formación, dedicaba gran parte de su tiempo libre a la práctica del deporte, especialmente el denominado de aventura. Durante muchos veranos, en su época de estudiante, se trasladaba al Pirineo Catalán y trabajaba como monitor de rafting, puenting, descenso de barrancos, etc.
Las actividades deportivas y comerciales le permitieron relacionarse con muchas personas; sus amistades eran numerosas, y su carácter y comportamiento le proporcionaron un sentimiento de afecto sincero de todos los que le trataron. Todo el mundo le quería.
Un viernes por la tarde, cuando, después de finalizar su trabajo, regresaba de Vitoria a San Sebastián, el destino hizo que, a la altura de Alsásua, se saliera de la carretera –se supone que se quedó dormido- y se estrellara contra la única columna que existe en un largo puente que cruza la autovía. Falleció, prácticamente, en el acto. Era el 13 de mayo de 2005. Tenía 33 años. Y dejaba un ingente número de amigos que, convocados por la familia, le rindieron un inolvidable homenaje poco después de su funeral. Allí, rodeados de más de 300 personas, Darío Alonso y Fernando Bautista, tuvieron la idea de, en su memoria, establecer las bases para la convocatoria del Premio Txema Elorza a los Valores Humanos y Profesionales en el sector de Ferretería y Bricolaje.