Fernando Leonardo
Cargo:
Consejero de Celesa
Lugar de nacimiento:
Éibar (Guipúzcoa)
Los otros finalistas:
Bernardo Pons
Antonio Cordero
En el País Vasco, a comienzos de los 70, se fabricaba, pero no se viajaba; faltaba vena comercial y ahí vi mi oportunidad
Eibarrés de 60 años, hijo de humildes castellanos que se asentaron en el País Vasco en plena posguerra, Fernando Leonardo es una de las caras más cono- cidas del sector de la ferretería y el bricolaje. También uno de sus personajes más seductores, en el más amplio sentido de la palabra. Su paso por Herra- mientas Castillo y la creación de Celesa han marcado el devenir de la herra- mienta de corte en nuestro país. Entrañable y cercano, excelso contador de chistes por el contundente repertorio y la forma hierática de narrarlos, Fer- nando ha acumulado incontables amigos en el sector a lo largo de casi me- dio siglo de trayectoria. A su lado siempre María Jesús Azkue –Mariaje- con la que se casó a los 23 años; ella ha sido su principal bastión cuando el viaje duraba más de la mitad del año y cuando un cáncer de riñón en los últimos meses amenazaba con privarnos de la compañía de Fernando.
Se me antoja tortuoso encontrar a la persona que hay detrás del candidato al V premio Txema Elorza que me ha tocado abordar. Me encuentro siempre con un perfil demasiado apegado a la rutina comercial diaria. Parece haber nacido a los 14 años cuando comienza a trabajar en Larzep de la mano de Leoncio López Larrea. ¿Qué hay antes? Habla de su padre, soldador que, entre bromas, achacaba su mal carácter a pasar todo el día “echando chispas”. De su madre, que trabajaba en el restaurante Chalcha de Eibar a mitad de los 50, cuando la nueva cocina vasca estaba por alumbrar. De un comentario de su hermana Elena, 10 años menor que él, que asegura que Fernando “no es que partiera de cero sino desde dos metros de profundidad”; también de alguna carrera ciclista en juveniles. No hay más. La infancia no parece tener peso en la vida del primogénito de los Leonardo. Ya en el presente con sus hijos Gorka e Iker, vinculados a esta industria a través de la empresa IPT Tools, atentos a su salud y pendientes de sus debilidades, Fernando Leonardo ha decidido recuperar el tiempo que otrora le robó a su familia y vivir intensamente.
500 pesetas, el primer sueldo
En 1965, la alegría de recoger el primer sobre de su vida laboral le obliga a correr dos kilómetros para entregar el dinero a su madre. “Entonces el dinero corría a espuertas; había mucho trabajo y se hacían horas extras. Lo normal era entregar el sueldo oficial en casa y quedarse con la sisa, la parte de las horas extraordinarios que nos permitía hacernos buenos regalos”. Desde entonces alterna el duro trabajo en Larzep como auxiliar administrativo con estudios nocturnos de maestría industrial y marketing.