Felipe González
(1949)
Cargo:
Propietario de Ferretesa
Presidente de ADEFEC
Lugar de nacimiento:
Fuente Obejuna (Córdoba)
Los otros finalistas:
José Leopoldo Portela
José Luis López
«Creo que tengo el mejor equipo profesional de Madrid. Y eso se consigue con tiempo, con estímulos de todo tipo, no sólo económicos y con el ejemplo. Dándoles voz, preocupándote por que conozcan los productos que luego tienen que vender…»
Felipe González es hijo de unos campesinos cordobeses que decidieron dar a sus hijos la oportunidad de una vida que ellos no tuvieron. Ferretero por casualidad, se considera a sí mismo más como un gestor de empresas al que apasiona la organización, el análisis y el control de las mismas.
Felipe nace el 15 de diciembre de 1949 en la pequeña aldea de La Coronada, perteneciente al municipio de Fuente Obejuna, en la provincia de Córdoba. Vive allí hasta los 15 años y es el lugar al que vuelve periódicamente para reencontrarse con sus amigos y con las raíces de una tierra en la que encuentra la paz y el sosiego. “La Coronada era y es un pequeño núcleo rural en el que no viven más de 300 personas. Pero es mi pueblo y a mí me gusta dejarlo claro. Estudié allí hasta los 12 años y conservo amigos de entonces. Vuelvo cada año por lo menos una vez y me encanta pasear por los campos y hablar con los vecinos. Es mi último refugio”.
Con trece años, sus padres le envían a Peñarroya-Pueblonuevo, localidad cordobesa de la comarca de los Pedroches, distante unos 13 kilómetros de Fuente Obejuna, donde estudia Maestría Industrial. “Mis padres tenían claro que no querían que sus hijos pasaran por lo que ellos habían pasado en el campo. Allí no había oportunidades e hicieron todo lo posible para que mis hermanas y yo –él es el mediano- estudiáramos y saliéramos de allí”. Se especializó en tornos, pero a él le gustaban más los números.
En 1967, sus padres deciden venirse a Madrid y se instalan en un pequeño piso de alquiler en el barrio de Palomeras, en Vallecas. Felipe continúa con sus estudios de Maestría Industrial, pero alternándolos con el trabajo. Había que aportar dinero a la familia. “Empecé en VEGÉ, en Vallecas, que era entonces una importante red de tiendas de ultramarinos. Allí entré como ‘ayudante de todo’ y aprendí mucho en las distintas secciones, muy especialmente en el departamento de contabilidad. Cuando la empresa incorpora la informatización del almacén y la facturación, tuve la oportunidad de hacer un curso en IBM de perforación de tarjetas, sistema base para la preparación de pedidos y confección de albaranes”. El problema es que la empresa se trasladó a Algete. “Como yo estudiaba Maestría por las noches, no me daba tiempo material a llegar a la hora, así que a veces tenía que recurrir al auto-stop. Lo curioso es que algunos de los conductores que me cogían me ofrecían trabajo. Así conseguí uno en un taller que necesitaba mecánicos torneros y un oficial administrativo -parecía una señal- en el que trabajaba hasta mediodía, lo cual me daba más tiempo para estudiar”. En 1971 va a la mili. Le toca infantería de marina, en Cartagena, pero después del campamento le envían al cuartel de la calle Arturo Soria, en Madrid, donde conocía a un amigo de Peñarroya, el cual le metió en oficinas y donde pasó una buena mili. Tan buena que le permitía vender libros de Planeta, por las tardes, y ganarse sus buenas pesetas. “Yo no tenía ni idea de vender, pero tuve la suerte de encontrar un magnífico comercial que me enseñó sus técnicas de venta y me pase más de un año vendiendo enciclopedias Larousse y otras colecciones de libros en los aledaños del Estadio Vicente Calderón”.
La música
Al salir de la mili, el taller en el que había trabajado había cerrado y va pasando por diferentes empresas, ya en tareas contables y de administración –una fábrica de cerámica, una naviera- hasta que aterriza en Estudios Kirios, un estudio de grabación musical que se hizo famoso en los años setenta porque por él pasaron algunas de las mayores estrellas del momento como Juan Pardo, Camilo Sesto, Raphael, Miguel Bosé o el mismísimo Julio Iglesias, en los comienzos de su carrera. “El mundo de la música fue el mío durante 12 años. Entré de contable, pero con el paso del tiempo llegué a considerarla mi empresa porque colaboraba en todo. En un par de años le dimos un vuelco total a la empresa y nos convertimos en los estudios de referencia. Tuvimos la primera unidad móvil del país y grabamos muchos programas de televisión, conciertos en catedrales, los famosos Festivales de España. Había un ambiente fantástico y disfruté mucho. Guardo muy buenos amigos de esa época. Como anécdota, un día reservaron el estudio en nombre del PSOE y Felipe cuenta que “se trataba de la grabación de su himno y entre las personas que se presentaron se encontraba Alfonso Guerra. Cuando me presenté y dije mi nombre, aquello pareció una broma”. Sin embargo, con la llegada de la movida en los años ochenta y algunos problemas societarios, Felipe empieza a sentirse menos cómodo. En 1981, su cuñado y conocido ferretero, Antonio Gómez, quien trabajaba en Ferretería Gran Vía pero deseaba independizarse, le propone montar una ferretería y acepta.
La ferretería
“Antonio era un genio. Había empezado en Arevalillo, ferretería especializada en la carpintería para construcción, y fue haciéndose un hueco en la ferretería. De él aprendí mucho de lo que sé de este sector”.
El 23 de febrero de 1981, cuando el golpe de Tejero, ellos estaban haciendo las obras de acondicionamiento de su primer negocio conjunto, ANEFESA, en el barrio de Aluche. “Después de muchas reuniones, muchos cálculos y muy poco dinero empezamos en un local con 100 m²”. En poco tiempo se dan cuenta de que el local se les ha quedado pequeño y empiezan a buscar uno mayor. En el 84 dan el salto a un local de 500 m², en dos plantas, en Leganés y crean Comercial Ferretera Madrileña, COFERMA, empresa en la que conjugan la venta al profesional con la venta al público. “En 1988, mi cuñado y yo rompemos relaciones por diferencias en la filosofía de la gestión y con mi otro cuñado continuamos con la gestión de la empresa”. En la ruptura, Felipe se queda con todas las existencias y la mayoría del personal y decide dedicarse en exclusiva al ámbito profesional. Por último se decide liquidar la empresa y crear FERRETESA, que es la que se mantiene hasta nuestros días. Aquellos son momentos muy difíciles. Por un lado la herencia financiera negativa, por otro la situación del mercado, hacen muy complicada la supervivencia. Recuerda el día en que el entonces Banco Hispanoamericano le comunicó que le cerraba el grifo del crédito o cuando recibió un telegrama que le comunicaba que o pagaba las deudas pendientes o sufriría un embargo en 24 horas. “Mi mujer me preguntaba que qué había hecho, que si era un delincuente”. Lo que pasaba es que en esos años la morosidad era altísima. “Para hacerse una idea –dice- en menos de diez años nos dejaron a deber más de 100 millones de las antiguas pesetas”.
La situación se fue encauzando cuando finalmente, en 1994, pudo vender el local de Leganés a una autoescuela, lo que le permitió sanear la empresa y empezar una nueva etapa. Compraron una nave en Fuenlabrada de 400 m², donde estuvieron hasta 1999, momento en que un vecino le ofrece un terreno en un pequeño polígono industrial al borde de lo que hoy es la M-50, por doce millones de pesetas. Construye allí lo que siempre había soñado, un almacén de 1.200 m² con una tienda en autoservicio asistido y con un amplio parking para facilitar la compra a los profesionales. Hoy, FERRETESA, es una de las ferreterías especialistas en el trabajo de la madera más reconocidas de España y Felipe presume de tener “el mejor equipo especialista de Madrid, o a mí sinceramente me lo parece”.
Felipe desea dejar constancia del agradecimiento a muchas personas del sector que le ayudaron a lo largo de su trayectoria, sobre todo en esos momentos de más dificultad: “el desaparecido Diego López, José Cuiña, Juan Pedro Vega, Pepe Segura, José Mª Yuste y un largo etcétera, porque no quiero olvidar a nadie”.
La familia
Sus padres hicieron todo lo posible por darle a él y a sus hermanas una oportunidad mayor que la que ellos tuvieron. “Con mucho esfuerzo y sacrificio, la gente de mi generación hemos salido adelante y hemos creado empresas y contribuido a que el país avance. Quizá lo que hemos hecho mal ha sido querer evitar cualquier problema a nuestros hijos, darles todo lo que nosotros no tuvimos. Y eso ha podido contribuir a que estén menos preparados para afrontar las situaciones difíciles que sin duda tiene la vida de cualquiera”.
Felipe se casó en 1976 y tiene tres hijos, la mayor, Raquel tiene 30 años; Raúl es el mediano y tiene 28; y Laura, la pequeña, tiene 26. Todos trabajan en FERRETESA. Las chicas estudiaron Dirección y Administración de Empresas y el chico no quiso estudiar y entró a trabajar en el almacén desde muy joven. Habla de ellos con pasión de padre: “He tenido mucha suerte con los tres. Son muy responsables y llevan el día a día del negocio mejor que yo”. Los tres se han incorporado de forma natural en la empresa. Raúl no quería estudiar, probó en la ferretería y se quedó. Raquel ayudaba en cualquier cosa mientras estudiaba la carrera, en la limpieza, en temas informáticos, en lo que fuera. Y Laura, lo mismo. Raquel es la responsable comercial y de seguimiento de los clientes; Raúl es el responsable del almacén y la logística y colabora con el departamento de compras, y Laura empieza a hacerse con los temas administrativos.
Felipe es el líder de la empresa al que todos reconocen su papel de árbitro en cualquier conflicto. Constantemente les está animando a que estudien inglés y actualicen sus conocimientos en los diferentes campos de la actividad empresarial. Él da ejemplo: “Me apunto a todo, coloquios, seminarios, lo que sea. Me gusta aprender. Creo que nunca se sabe demasiado de nada”.
De su mujer, Carmen, dice que es el pilar de la familia, la que da solidez a todo, su apoyo vital en los muchos momentos difíciles vividos. “Ahora creo que ya toca dedicarle una mayor parte de mi tiempo, tiempo que será para los dos”. En fin, la familia es la que le ha ayudado a superar la mala racha que ha sufrido su salud en los últimos dos años, en los que ha sufrido dos importantes intervenciones quirúrgicas. “Hemos hablado mucho en los dos meses que he pasado en el hospital, de todo, también de la sucesión en la empresa. Y han superado todas mis expectativas. Ellos llevan el día a día mejor que yo y me han demostrado que se puede confiar en ellos”.
Ahora tiene más ganas de vivir que nunca, ha descubierto que también se puede administrar el tiempo libre y que es necesario dedicar más horas a la familia. El hombre y el gestor Felipe González es un hombre tranquilo y discreto que disfruta del aire libre, de los viajes, del cine, de la lectura y del fútbol. En lo profesional se considera sobre todo gestor. Es consciente de que él es el empresario, sobre el que recae toda la responsabilidad, pero se considera uno más del equipo. “Prefiero que me vean más como un amigo que como un jefe. Me preocupo de sus problemas y trato de ayudarles y también les cuento los problemas de la empresa. Siempre he sido partidario de la transparencia para que todo el mundo se involucre en los buenos y en los malos momentos”. Desde hace tiempo existe una comisión directiva que forman él y sus hijos, el director financiero y el responsable de compras en la que se muestran y analizan balances, estrategias, etc. La última decisión es suya, pero le gusta escuchar a su gente y darles la oportunidad de que le convenzan de cualquier iniciativa que crean conveniente poner en marcha o de cómo afrontar un determinado problema. Eso sí, si no le convencen, prevalece su criterio.
Entre sus certezas, destaca la importancia vital del equipo. “Creo que tengo el mejor equipo profesional de Madrid. Y eso se consigue con tiempo, con estímulos de todo tipo, no sólo económicos y con el ejemplo. Dándoles voz, preocupándote por que conozcan los productos que luego tienen que vender…”
Cada año, de forma voluntaria, los empleados van a fábricas o reciben en FERRETESA a técnicos de los proveedores para conocer los nuevos productos o los nuevos sistemas de instalación. “Quiero vendedores, no despachadores y, para eso, es fundamental que conozcan en profundidad lo que se traen entre manos”. Quizá por todo ello, la rotación de personal es mínima y muchos de los 20 empleados de la casa llevan en ella desde su fundación. En cuanto a su forma de ser, un comentario sacado al vuelo durante la conversación que mantuvimos para realizar esta semblanza puede valer más que todo un ensayo denso y sesudo: “Hay gente que cree que lo que te hace importante es el aval que puedes presentar en el banco. Yo creo que lo importante es ir por la vida haciendo amigos, disfrutar de la familia y de las cosas sencillas y actuar tanto en el ámbito privado como en el profesional de acuerdo con tu conciencia”.Y respecto a la crisis, opina que es un acicate para pensar en cómo mejorar la empresa y una oportunidad para acometer nuevos negocios como el de rehabilitación de viviendas: “Se ha hecho tanta vivienda mal rematada que, en mi opinión, en los próximos tiempos se va a abrir un mercado de reposición muy interesante al que podemos acceder. También espero que nuestros clientes encuentren nuevos mercados para seguir vendiéndoles los productos que necesitan para su trabajo. En este sentido, estamos haciendo una labor de acercamiento al cliente para conocer todas sus necesidades y ayudarle a llegar en las mejores condiciones al mercado. Cada cliente tiene sus particularidades y hay que saber adaptarse a cada uno”.
Los proyectos
Su planteamiento vital está en periodo de transición y en estos momentos no desea planificar al detalle cómo será su futuro. Por un lado quiere disfrutar más de un tiempo libre para hacer todo aquello que hasta ahora no ha podido, como viajar más, pero asegura no verse “desligado de la gestión y colaboración con la empresa”.
En la actualidad, además de FERRETALAVERA, en Talavera de la Reina (Toledo), preside –desde su fundación en 2001- ADEFEC, asociación de 15 ferreterías especializadas en carpintería. En ADEFEC, la asociación que él contribuyó a fundar, tiene puesta grandes esperanzas, “trabajamos discretamente, dando pasos cortos, afianzando y optimizando la logística, sondeando nuevas oportunidades de negocio, planteándonos operaciones especiales con fabricantes nacionales y otras acciones de interés general”. Acaban de nombrar un nuevo gerente y ubicar la sede de la asociación en las instalaciones de FERRETESA. Tanto en FERRETESA como en ADEFEC, Felipe González quiere seguir aplicando un liderazgo discreto, sereno, moderador, basado en convencer más que en ordenar, apoyado en el equipo y tratando de sacar lo mejor de cada uno de sus colaboradores. “También pueden ser momentos para iniciar algún proyecto adaptado a las nuevas necesidades del mercado”.